martes, 21 de julio de 2020

Reseña N° 2


El rol del profesor en la educación virtual: Nuevos desafíos.
Mauri, Teresa y Onrubia Javier. “EL PROFESOR EN ENTORNOS VIRTUALES: CONDICIONES, PERFIL Y COMPETENCIAS”. En Coll, César y Monereo, Carles. “Psicología de la educación virtual”. Capítulo V .Colección: Psicología manuales (2008). Edición libro de Editorial Morata.
Introducción
El citado texto corresponde al capítulo V del libro Psicología de la educación virtual escrito por  César Coll y Monereo Carles. En el mismo se realiza una caracterización completa del perfil que debe reunir un profesor para lograr desempeñar un rol efectivo en la enseñanza en entornos virtuales teniendo en cuenta la vinculación que debe desarrollar con la tecnología y el logro de ciertas competencias que le permitan ejercer su función de mediador para guiar la construcción de procesos de aprendizaje eficaces.
A lo largo del capítulo se describen los aportes de distintos autores en materia de cómo lograr ese desarrollo efectivo de competencias en los profesores y sus distintas intervenciones tanto en la búsqueda y selección de fuentes de información, como así también en la elaboración de actividades que promuevan el aprendizaje significativo, la evaluación del propio aprendizaje y el ejercicio del rol docente en el entorno virtual propiamente dicho. Mauri y Onrubia cotejan la postura de dos autores centrales Salmon y Berge, quienes describen las actuaciones que el profesor debe tener en su papel de e-moderador como promotor y mediador de los procesos de construcción de conocimiento incluyendo dimensiones pedagógicas, sociales, emocionales y afectivas, de organización y gestión y de carácter técnico para el desarrollo de alumnos competentes.

Resumen del artículo
La incorporación de las TIC  en el campo educativo implica para el profesorado comprender una nueva cultura de aprendizaje que de acuerdo ADELL, 1997; COLL y MARTÍ, 2001; SALINAS y AGUADED, 2004; Pozo, 2006 se caracteriza por tres rasgos básicos:
1.    Lo que los estudiantes necesitan de la educación: Organización de la información para dotarla de significado y sentido para el logro de capacidades que les permitan enfrentar los retos que la sociedad les depara.
2.    Aprendizaje y formación permanente a lo largo de la vida de las personas: Esto genera la proliferación de nuevas ofertas educativas para fomentar en los estudiantes capacidades de gestión de aprendizajes, conocimiento y formación.
3.    Diversidad de perspectivas culturales e interpretaciones múltiples de la información: Lo cual conlleva a la necesidad de construir un juicio crítico bien fundado basado en la relatividad de las teorías y la incertidumbre del conocimiento.
Todo esto interpela el rol tradicional de la escuela, sus formatos y métodos de enseñanza y aprendizaje incrementándose así las ofertas educativas formales e informales. Por ello, la aparición de entornos virtuales o de carácter híbrido “blended learning”, se abren espacio constituyendo un esfuerzo importante para el colectivo de profesores por la cantidad, calidad y rapidez de los cambios. Dichos cambios exigen dos cuestiones básicas: una nueva concepción de la enseñanza y el aprendizaje basado en la dimensión tecnológica y por otro lado, el desarrollo de competencias, perfil y capacidades en los profesores.
Concebir la enseñanza y el aprendizaje basado en la dimensión tecnológica vincula el rendimiento de los alumnos directamente con la introducción de las tecnologías, lo cual puede interpretarse de acuerdo a tres esquemas diferentes:

1.    Posibilidades globales que ofrece la tecnología: El rendimiento de los alumnos no se verá afectado por la mera introducción de las TIC o en el dominio per se de las mismas, sino que el docente cumple un rol clave para guiar al estudiante lo cual le exige una buena vinculación con la tecnología integrándola a sus contextos de práctica y el reconocimiento del curriculum oculto de las TIC y sus implicancias en la vida cotidiana.
2.    Nuevas posibilidades de acceso a la información que ofrece la tecnología: Los resultados del aprendizaje son atribuibles al acceso a la información que brindan las TIC. Por ello es importante que el alumno domine sus singularidades y lenguaje específico, para lo cual el docente deberá desarrollar competencias profesionales relacionadas con la búsqueda, gestión y almacenamiento de nueva información y también con competencias relacionadas al alumno para enseñarle a explorar la información, seleccionar con discernimiento lógico, inferir consecuencias, sacar conclusiones y organizar la información de acuerdo a distintos contextos a fin de poder acceder al aprendizaje.
3.    Posibilidad de elaboración de nuevos materiales y metodologías que permite la tecnología: El profesor actúa aquí como diseñador de propuestas de aprendizaje de calidad aprovechando las posibilidades que ofrecen las TIC. Puede trabajar en colaboración con otros profesionales como diagramadores o diseñadores para crear herramientas y recursos de valor pedagógico. Se requiere entonces que el profesor desarrolle competencias para la búsqueda y creación de nuevos recursos, diseñar materiales utilizando las TIC, integrar los materiales al curriculum que ofrece la institución e ir favoreciendo la revisión de los contenidos curriculares en función a los avances en la sociedad y el conocimiento.
La concepción de la enseñanza y el aprendizaje en entornos virtuales centrada en la construcción de conocimiento se basa en comprender que existe una vinculación entre el docente y el alumno mediada por las TIC, lo cual implica analizar:

1.    La actividad mental constructiva del alumno mediada por las TIC y orientada a dotar de significado a los contenidos de aprendizaje: Para caracterizar el papel del profesor hay que atender a la actividad del alumno como protagonista y responsable del aprendizaje mediado por las TIC. Ello implica que el profesor facilite al alumno los medios de acceso para la exploración y construcción de contextos de aprendizaje dando como resultado la reorganización de las funciones cognitivas. El profesor en su papel de asesor o  consultor debe desarrollar competencias como: el diseño de contenidos y tareas que generen una actividad constructiva en el alumno de manera individual, crear espacios de asesoramiento y consulta, garantizar la implicación y continuidad del proceso de aprendizaje, facilitar al alumno el acceso, uso, exploración y comprensión de  formatos hipertexto e hipermedia y promover el uso de herramientas de consulta y asesoramiento.
2.    El alumno como entidad en la que tienen lugar procesos psicológicos de naturaleza diversa: El desarrollo de procesos de aprendizaje en entornos virtuales implica no sólo dimensiones cognitivas, sino también afectivas y metacognitivas o de autorregulación. Cada alumno aprende de manera individualizada y es protagonista de su propio aprendizaje.
El profesor, en su rol de tutor u orientador, debe desarrollar competencias para acompañar el proceso de aprendizaje del alumno y sus diferentes grados de implicación en el proceso para diseñar propuestas vinculadas a intereses particulares a fin de generar motivación y activar el conocimiento previo desarrollando la autorregulación. Se añaden para la retroalimentación, revisión del propio trabajo y autoevalución continua. Para ello el profesor debe ser un buen comunicador para promover el aprendizaje estratégico y utilizar herramientas tecnológicas para orientar, seguir y guiar al alumno hacia la apropiación del contenido.
3. El aprendizaje como resultado de un proceso constructivo de naturaleza interactiva, social y cultural: Los resultados del aprendizaje se deben a la implicancia entre el profesor y el alumno en el cual media el contenido (Triángulo interactivo Coll, 2001). Desde esta visión constructivista y sociocultural, existe un proceso complejo (interactividad) entre la actividad mental del sujeto que aprende, la naturaleza del contenido de enseñanza y aprendizaje y la ayuda que el profesor le brinda al alumno en el proceso de construcción de significados y atribución de sentidos a los contenidos de aprendizaje.  

Autores como GARRISON y ANDERSON, 2003; HIRUMI, 2002; MUIRHEAD y JUWAH, 2004; YACCI, 2000 consideran la actividad conjunta como un fenómeno complejo, multifacético y crítico para promocionar e incrementar el aprendizaje efectivo. YACCI (2000) pone énfasis en la necesidad de estudiar la interacción virtual desde una perspectiva comunicativa. HIRUMI (2002) sintetiza las diferentes aportaciones categorizando la interacción en contextos virtuales como fundamento de la comunicación, de lo social, del papel del docente, del uso de las herramientas de telecomunicación y de la actividad (andamiajes adecuados). Tomando en consideración esta perspectiva del proceso de enseñanza y aprendizaje, se ha caracterizado en ocasiones el papel del profesor en la interacción virtual como de moderador (SALMON, 2002; BERGE, 2000) o facilitador (COLLISON y cols., 2000; BERGE, 1995). Dicha mediación, que el profesor lleva a cabo apoyándose en las TIC, se entiende como la capacidad del profesor para proporcionar ayudas.
PAULSEN (1992) sugiere que la propuesta instruccional virtual ofrece posibilidades de manejo del tiempo de interacción (asincrónico/ sincrónico), del espacio (virtual) y del ritmo de participación (personalizado) que pueden tener un impacto muy relevante en la interacción y en la actividad conjunta. Según PAULSEN, entre las competencias del profesor virtual está la de velar para que la propuesta instruccional sea respetuosa, por una parte con las condiciones de participación de los alumnos, la diversidad de necesidades, de intereses y de conocimientos previos. MOORE (1996) refiere el concepto de distancia transaccional o “distancia que existe en las relaciones educativas para poner de manifiesto hasta qué punto están vinculados el grado de flexibilidad o de estructuración del diseño de la propuesta educativa y las posibilidades de comunicación. FAINHOLC, 2000 señala la diferencia entre conectividad tecnológica e interactividad pedagógica, ya que ésta última se centra en la distribución de ayudas educativas ajustadas. Para favorecer el acceso del alumno al contenido de aprendizaje, tan importante es la infraestructura tecnológica como el diseño didáctico de los contextos de mediación.
SALMON (2002) propone un modelo en cinco fases para apoyar a los moderadores en la creación, mantenimiento y desarrollo de cursos virtuales. En su propuesta, el profesor se entiende como un e-moderador de la construcción del conocimiento por el alumno. El rol del e- moderador es el de diseñador, promotor y mediador del aprendizaje,  ha de formarse para ser capaz de comunicarse mediante textos escritos en pantalla, lo que constituye todo un género comunicativo y discursivo en sí mismo. Según su propuesta, el factor clave para una formación en línea activa es la “e-actividad o estructura para la formación en línea activa o interactiva ya que son motivadoras y están basadas en la interacción entre participantes, diseñadas y guiadas por un e-moderador, son asincrónicas,  baratas y, normalmente, son fáciles de organizar a través de tablones de anuncios, foros y conferencias. El modelo de SALMON muestra una estructura de aprendizaje andamiado por las ayudas que el profesor ofrece a los participantes en cada fase, de manera que éstos se benefician de la progresiva adquisición de confianza en el trabajo en red y en la formación en línea. Sus fases son:

1.    Acceso y motivación: da la bienvenida, comodidad y promueve la seguridad emocional y social.
2.    Socialización en línea: crea sentido de pertenencia y normas de respeto.
3.    Intercambio de información: fomenta el intercambio, asigna tareas individuales y grupales y la creación de materiales.
4.    Construcción del conocimiento: propone retos reales y abordables y el análisis crítico de la información para el desarrollo de argumentos.
5.    Desarrollo: realza la reflexión de cada participante. Apoya el propio aprendizaje y el del curso.

 
Según BERGE, 1995; BERGE y COLLINS, 2000, el papel del e-moderador involucra nueve características:


1.    Administrador: Mantiene la lista de alumnos al día.
2.    Facilitador: Se relaciona de manera amistosa y agradable.
3.    Bombero: Evita el desarrollo de conflictos.
4.    Soporte: Muestra paciencia y empatía con los participantes.
5.    Agente de Marketing: Promociona su lista y busca ampliarla.
6.    Líder de la discusión: Promueve el debate.
7.    Filtro: Orienta a los participantes sobre el tema principal.
8.    Experto: Realiza contribuciones sobre los temas de debate.
9.    Editor: Edita textos, gráficos y corrige gramática.

El profesor cambia su rol tradicional de orador, de acuerdo a Berge, por el de consultor /guía, se muestra experto pero no da respuestas, anima al alumno a la gestión y autorregulación de sus aprendizajes, valora a los estudiantes como aprendices de por vida y desarrolla su tarea en equipo colaborativo de profesionales.
En cuanto al segundo punto de análisis del texto, las competencias generales de los profesores virtuales, los autores primero definen el término competencia como “los diferentes conocimientos imprescindibles que se requieren para llevar a cabo actividades relevantes y significativas en contextos variados y funcionales,  de interés para una comunidad de práctica”. Como señala PERRENOUD (2004), “La competencia se refiere a sistemas complejos de acción que engloban conocimientos y componentes tanto cognitivos como no cognitivos. El estar en posesión de diferentes tipos de conocimientos es una condición necesaria de la caracterización de la competencia, pero no suficiente. Ésta se complementa holísticamente con la posibilidad de utilizar esos conocimientos para actuar de forma consciente en contextos”.
Las competencias se clasifican en generales y específicas. Las primeras son más amplias,  referidas al perfil de titulación y las segundas son más concretas y se vinculan a ámbitos específicos del conocimiento.  Las competencias que el profesor debe desarrollar para el trabajo en entornos virtuales deben incluir el diseño de la interactividad tecnológica (valorar la incorporación de las TIC en la enseñanza y la valoración de buenos aprendizajes, conocer las herramientas disponibles e informarse de cada propuesta), diseño de la interactividad pedagógica (diseñar propuestas de aprendizaje que promuevan la construcción significativa del conocimiento, actividades de tipología variada y actividades de evaluación y consulta para guiar el aprendizaje eficaz) y el uso tecnopedagógico (responder  a las necesidades de aprendizaje significativo, potenciar la exploración activa y selección de información, discernir, gestionar sus tiempos y ritmos de aprendizaje, dar uso relevante al material, establecer pautas de comunicación y contribuir al aprendizaje colaborativo).
Finalmente concluyen que en la nueva sociedad de la información, el aprendizaje y el conocimiento, el rol más importante del profesor en entornos virtuales es el de mediador, entendido como el de alguien que proporciona ayudas educativas ajustadas a la actividad constructiva del alumno utilizando para ello las TIC.

Análisis crítico
El texto ofrece variadas competencias que el profesor debe desarrollar en su intercambio con la tecnología partiendo de situaciones básicas, como ser el conocimiento de las herramientas y recursos disponibles y su aplicación en el proceso de enseñanza, concientizando acerca de la importancia de su adecuada y pertinente utilización en el desarrollo y promoción de correctos aprendizajes.
El abordaje de la información se realiza bajo un claro formato comunicacional, ya que es comprensible para el lector, sin embargo puede resultar algo compleja la detallada sub-descripción que se produce sobre los puntos centrales y algo repetitiva la información que menciona pero que debe entenderse como los puntos enfáticos a considerar en la construcción de un rol docente competente para los entornos virtuales. Se identifican los roles y funciones de la educación en la actualidad centrándose específicamente en la función docente para acompañar un camino innovador como lo es la educación virtual. Sitúa al profesor en un rol de moderador y guía otorgándole protagonismo a los alumnos, siendo los mismos los constructores de sus propios aprendizajes, pero para que los mismos resulten efectivos, es fundamental que la intervención docente sea adecuada en todas las dimensiones que los autores señalan: pedagógica, afectiva, técnica, etc.
El texto resulta relevante para los tiempos que estamos atravesando en los cuales la situación de cuarentena condujo al aislamiento preventivo social y obligatorio (aspo) adoptando la educación virtual un rol central en la seguridad de la continuidad pedagógica de los estudiantes de todos los niveles educativos. De esta manera, los profesores se vieron obligados a reemplazar recursos y metodologías tradicionales por el uso de herramientas tecnológicas, interpelando así la función de la educación y la eficacia de los formatos escolares hegemónicos en el logro del aprendizaje autónomo y el desarrollo del sujeto crítico.

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